The Fartlek 205: Noticias de running y atletismo
Noticias de running (Chicago en primera línea, obvio) y algo sobre la vida.

Y así fue como pasó más de un mes de mi último boletín. ¿Me había cansado de escribir? Probablemente no, y de algún modo aquí estamos de nuevo. Mientras lo hago durante este primer párrafo, estoy luchando con una especie de auto presión y de auto validación: tengo que entregar esto el viernes, como cada vez que disparo el envío del newsletter, no puedo olvidarme de algún que otro análisis, de una noticia profunda ni de las series rápidas. Eso es precisamente lo que tal vez me quemó de enviar este boletín: la presión auto concebida y el trabajo forzoso de escribirlo semana tras semana, número tras número, estadística a estadística. Después de todo, esto no fue planteado (y probablemente ese no sea el enfoque nunca) como un trabajo. Pasó un mes desde la última vez. En el medio corrí un maratón, trabajé bastante, me tomé unos días con mi mujer, fui a un casamiento, ordené otros proyectos de mi vida que tenía truncos o a media máquina, renové la confianza en otras cuestiones.
Alguna vez me funcionó y tal vez vuelva a hacerlo. Lo dije en varias oportunidades: escribir este newsletter me permitió ser consistente, utilicé la transversalidad que me dio esa rutina para ser constante y disciplinado en otros campos de mi vida. Estuvo buenísimo que fuera así. Mientras duró. Pero en algún momento mi terapia, correr, mi matrimonio, enfrentarme a las cosas verdaderamente difíciles de la vida este año me obligaron a tener que ser flexible, a adaptarme a nuevas situaciones. Dejé de aferrarme a muchas cosas, pero seguía aferrándome a este newsletter. Siempre estuvo a mano: mi ventana de Substack está siempre abierta y el tablero de borradores a veces me llama, me seduce comenzar una nueva edición. Pero esta vez era diferente, esta vez necesitaba parar. Frenar. Ocuparme de otros temas. Ocuparme de mí, no de escribir. O de escribir sin estructuras, sin mirar hacia dónde iba a esto, ni cuántos caracteres tenía, ni cuántos envíos había hecho antes. Y ahí estaba yo, intentando navegar entre lo que quería y lo que creía tener que hacer en un tiempo determinado.

El tiempo es algo que siempre valoré. A menudo recuerdo un mantra bastante sencillo, que es “cuando le abrimos la puerta a una cosa, se la cerramos a otra”. O a varias. No hay cosas buenas o cosas malas por naturaleza: nosotros las interpretamos y las sobre interpretamos, le damos el sesgo que nos conviene, que queremos o el que podemos aplicar según lo que aprendimo. Está claro que escribir, así como correr, era es una de esas cosas lindas de la vida. Para mí es como respirar, ambas forman parte de lo mismo. Este año hubo situaciones que me necesitaron más y tuve que elegir. No podía hacer ambas, no con la misma frecuencia ni la disciplina que siempre puse. Siempre estamos aprendiendo y yo este año aprendí que ser “menos” disciplinado para algo en realidad no te vuelve menos disciplinado en la vida, más bien todo lo contrario: poder adaptarse frente a momentos de incertidumbre o caos te vuelve más eficiente para vivir, más complejo para ocuparte de lo que tenés que ocuparte. Lo que durante mucho tiempo se convirtió en un mandato -entregar este newsletter todas las semanas de la misma forma, con una única estructura- ya no me aseguraba disfrutarlo. Algo así me pasó hace un tiempo con el running y lo comapartí acá también: El método tenía que cambiar, yo tenía que hacerlo. No era nuevo. Lo que me había servido de una forma, ya no lo hacía. Las cosas se transforman, siempre para mejor.
Y ahora estoy acá. Estoy enviando el newsletter nuevamente. No voy a mentir, cuando lo envíe voy a mirar las estadísticas. Voy a alegrarme si alguien se toma el tiempo de responderlo. Pero lo estoy enviando porque necesito y no porque tengo que hacerlo: parece una perogrullada, pero no lo es. Probablemente retome cierta estructura, haya nuevos podcasts en algún momento, pero tampoco lo sé con exactitud. Resulta que haber frenado me permitió correr dignamente mi décimo maratón. Me hubiera gustado hacerlo mejor, claro, pero maratón=variables que no controlamos, como el clima, je (mi Strava no miente) y disfrutar de correr, en general, como hacía mucho no me pasaba. También mudé la parte creativa de The Fartlek y mi mujer @sportraits.ph tomó la posta para hacer esta terrible cobertura audiovisual del maratón de Buenos Aires (la mejor cobertura audiovisual que se haya hecho en esta carrera). Conocí a mi amigo Gastón de Track & Trail -parecía que con Gastón éramos amigos desde hace mucho- con quien la rompimos haciendo un shakeout run el día previo al maratón, algo que presumidamente digo, marcó la agenda de eventos de ese fin de semana en Buenos Aires (felicitaciones a los demás por hacer el suyo).

Disfruté mucho de ese proceso. Disfruté mucho de estos fines de semana y después de un año caótico, todo está fluyendo en mi vida, eso incluye el trabajo, la salud, la vida en general. Correr, por supuesto. Ya estoy pensando en lo que viene en distintos ámbitos de mi vida y veré cómo se acomoda este boletín en los próximos meses, por ahora cada vez que lo envíe seguiré comentando algunas noticias y reflexiones como esta. Gracias por estar!
George.
Chicago, el hogar de la historia moderna
Si Berlín nos alumbró en varias oportunidades gracias a Eliud Kipchoge y sus astronómicas cifras corriendo maratón o más recientemente con el récord mundial -todavía escrito hasta que se ratifique el de Chepn’gtich- de Tigist Assefa, en un puñado de años consecutivos Chicago hizo honor a las históricas gestas de Steve Jones y Paula Radcliffe y le arrebató el trono a la capital alemana como el hogar de los récords mundiales. El año pasado, el tristemente difunto Kelvin Kiptum lograba convertirse en el primer ser humano en correr un maratón en dos horas, en condiciones normales y sin pacers en el último tramo de carrera. Para Kiptum era apenas su tercer maratón y en los tres que corrió antes de matarse en un accidente de tránsito en Kenia promedió 2:01 (Valencia, Londres y Chicago). El recorrido de Ruth Chepngetich, que el domingo imprimió una velocidad jamás vista que incluso desgastó a sus liebres y a sus competidoras (todo un mérito el de Sutum Kebede de aguantarla hasta el medio maratón) para lograr un nuevo récord del mundo con 2:09:56, es un poco más extenso pero no menos sorprendente. Campeona del mundo de maratón en Doha 2019, la keniata ahora puede presumir de ser la primera de toda la historia en correr por debajo de las dos horas y diez minutos, algo que hasta 2019, cuando Brigid Kosgei corrió por primera vez debajo de las 2:15 precisamente en Chicago, era inimaginable.
El rango de mejora de la keniata es demencial: además de haber destrozado el WR de Assefa por más de dos minutos (2:09:57 vs. 2:11:53), le sacó cinco minutos a la quinta de la lista de más rápidas de siempre, lo que habla de la enorme diferencia con el resto (algo que puede ser discutible teniendo en cuenta el gran momento que atraviesa el maratón femenino).
Algunas de las estadísticas más salvajes de Ruth Chepngetich en Chicago incluyen haber pasado los 10 kilómetros en 30:14 y el medio maratón en 1:04:16, dos registros que hace unos años habrían sido récords mundiales en ambas distancias (la 1:04:16 ocuparía el cuarto lugar en la distancia individual). Ni siquiera en el medio maratón de Buenos Aires, que ganó en agosto con 1:05:58, su marca fue tan sideral como las dos mitades del maratón en Chicago; la primera mencionada más arriba y la segunda en 1:05:13. La diferencia que le sacó a Sutum Kebede, que sufrió una dolorosa segunda mitad, fue de 7:36, mientras que terminó decimoprimera en la clasificación general de la carrera. Esta fue la tercera victoria de Chepngetich en Chicago después de las de 2021 y 2022 y luego de haber cedido el primer puesto frente a Sifan Hassan (2:13:44) el año pasado, lo que la ubica en una selecta lista de ganadores de la carrera.
¿Qué c*&ajo está pasando con el maratón?
La era de las súper zapatillas ya está instalada y desarrollándose para todos los atletas, por lo que el porcentaje de estas actuaciones deslumbrante que podemos atribuirle a ellas es mínimo. Tampoco el resto de las variables, como el entrenamiento o los pacemakers. El consumo del atletismo y especialmente del running de calle y del trail running está en picos históricos, con niveles de audiencia y de gente que se vuelca a practicarlo cada vez mayores. Esto último puede convertirse en un combo explosivo que arroja consecuencias para todos lados, entre las positivas puede estar la motivación de los atletas para lograr récords mundiales y ganar más plata, brindando shows espectaculares que están trascendiendo (algo que le cuesta al atletismo) la pista o la calle para volverse populares entre los que consumen el deporte en general. Entre las consecuencias negativas hay una que ha existido siempre pero que es cada vez más utilizado: el dopaje y las figuras de todos los niveles que recurren a él para ampliar las fronteras de rendimiento de una manera engañosa, por supuesto. Los tuvimos y los tenemos en Argentina en el último tiempo y los tenemos en Kenia, en donde más de 300 corredores de fondo y medio fondo han sido sancionados por dopaje desde 2015, en lo que es una auténtica crisis de estado. Un dato que no significa nada pero tampoco pasa desapercibido es que Chepng’tich está representada por el manager italiano Federico Rosa, que también trabajó con atletas que han sido condenadas por dopaje como la campeona olímpica Jemina Sumgong y la campeona en Boston y Chicago Rita Jeptoo.
Hasta que los resultados del control no están en un papel, evidenciados, firmados y autenticados por el organismo de control, ningún resultado es cuestionable y en todo caso tenemos que apelar a toda nuestra fe poética para preguntarnos de manera inocente y también genuina, con cierto nivel de entusiasmo, el por qué de estos rendimientos alucinantes.
Chicago’s storyline
Hubo carrera masculina y de no haber sido por Ruth Chepngetich nos habríamos centrado en la historia de John Korir, que corrió 2:02:44, directo al top ten (sexto) de la lista de todos los tiempos en maratón. Korir, que entrena junto a Ronn Mann y Haron Lagat en Colorado, mejoró sus 2:05:01 que tenía precisamente en Chicago 2022, además de ganar su primera “grande”.
Los estadounidenses, que suelen ser protagonistas del maratón de Chicago incluso disputándole ese lugar a la elite africana, tuvieron resultados dispares, esta vez con los hombres de mejor performance que las mujeres (acá Emily Sisson fue tercera el año pasado). CJ Albertson, el valiente maratonista que nos tiene acostumbrados a romper récords mundiales de maratón en cinta o a liderar durante 30 kilómetros el pack en el maratón de Boston, fue el mejor estadounidense en carrera con 2:08:17, el noveno mejor registro histórico de su país. Entre las mujeres, una maestra de sexto grado llamada Susanna Sullivan fue la mejor estadounidense con 2:21:57 incluso por delante de las favoritas, Emma Bates (2:24) y Sara Hall (2:30).
Entre tanta espectacularidad los viejos fans del atletismo nos perdimos de ÉL. El campeón olímpico en Río Matt Centrowitz Jr., ya alejado de las pistas y a punto de ser padre, salió del confort de la jubilación temprana para ser pacer de Keira D’Amato y Emma Bates en Chicago y convertirse en maratonista. Lo que empezó siendo como la KEIRA’S MISSION terminó convirtiéndose en una causa personal, como él mismo lo describe abajo en su cuenta de Instagram, logrando terminar su primer maratón en 2:24:36. Si Centro puede saborear los contradictorios sentimientos que despierta el maratón al mismo tiempo, entonces todos podemos sentirlo. Su texto es imperdible.
Series rápidas
Parker Valby, la prolífica corredora seis veces campeona de la NCAA representando a los Gators de Florida, firmó un contrato millonario con New Balance y entrenará con Mark Coogan en Boston junto a atletas de la talla de Elle St. Pierre. La suma, que rondaría los 800 mil dólares anuales más allá de Los Angeles 2028, es inédita considerando que es una atleta que acaba de salir de la universidad para convertirse en profesional a los 21 años. Valby, ampliamente considerada entre las mejores corredoras universitarias de todos los tiempos, incluso corrió este año 5000m y 10.000m en los Juegos Olímpicos de Paris luego de haberse clasificado en los trials.
Daiana Ocampo, una de las mejores maratonistas argentinas de todos los tiempos, volvió a competir después de su maratón olímpica en Paris y lo hizo en esa misma distancia pero en Polonia, invitada por la organización del maratón de Poznan. Lo hizo con 2:33:57 para terminar segunda, lo que habla del gran estado de forma que adquirió este año. Otra argentina, la versátil Chiara Mainetti, que fue la mejor sudamericana del maratón en Buenos Aires hace un mes con 2:34:49, ganó los 15k de San Pablo con 52:05.
Speed Project Atacama
Sin reglas, sin espectadores. 500 kilómetros, en equipo o de manera individual. Algo muy loco. Se viene una nueva edición de Speed Project, la segunda en latinoamérica, la segunda en el desierto de Atacama, en Chile. Junto a mis amigos de Track & Trail haremos una cobertura especial que podrás ver pronto en The Fartlek.
Gracias por llegar hasta acá! Nos leemos en el próximo boletín.